Por: David Hernández Girón/ En el pasado, el ser presidente
de algún municipio, significaba que era una persona noble, solidaria con la
comunidad y con la capacidad necesaria para intermediar en los problemas de los
habitantes. Hoy, parece que todo eso se ha olvidado. El presidente actual de
San Cristóbal de Las Casas, Marco Antonio Cancino Gonzales, no solo como
presidente, sino desde que era candidato del Partido Verde se ha encargado de
poner el nombre de la ciudad en la cima de la ridiculez y la burla.
Cancino, desde su candidatura fue objeto de
críticas por el tipo de campaña que hizo para llegar a la presidencia. No
pasaba más que de eventos con payasos, rifa de regalos, aventarles playeras a
los asistentes y utilizar como marketing político a Edgar Ramos, el comediante
que se hizo viral en las redes sociales por bailar canciones como la del
“Serrucho”. De esa calidad fue la campaña política del actual presidente
municipal, sin propuestas.
El inicio de su gestión tampoco ha ido viento en
popa. Durante la administración pasada se autorizó una construcción en el
Cerrito de San Cristóbal de Las Casas, la cual consistía en la construcción de
zonas de comercio para el turismo. Los vecinos de esa zona se organizaron y
pidieron la suspensión inmediata de los trabajos que ya habían dado comienzo.
Por el momento la construcción ha sido detenida. El tema del Cerrito fue un
tema que tuvo amplio eco en el estado.
Otro tema polémico para la ciudad y que ha causado revuelo a
nivel nacional es la creación del “Instituto de la Fe”, asunto que puso a
San Cristóbal, una vez más, en el foco de la burla de muchos y objeto de
crítica en las notas periodísticas. En las redes sociales nos inundamos de
memes dedicados a esta absurda iniciativa, pues violenta la Constitución de
nuestro país al romper con los principios del estado laico, un legado del
Benemérito de Las Américas. Y para colmo, como si la administración pública se
tratara de ocurrencias, Marco Cancino dijo “Si el problema es que se llame
Instituto de la Fe, le pondremos instituto del Buen Vivir”. El problema no son
los conceptos, sino la violación sistemática a las leyes que rigen a nuestro
país. Pero realmente, ya siendo más franco con ustedes, ¿Qué podemos esperar de
alguien que llego a la presidencia municipal comprando votos? ¿Se puede confiar
en un sujeto que dice ser creyente de Dios y lo primero que hace es abusar de
la pobreza de la gente?
Todos estos actos han logrado que la capital de la
cultura se convierta en el hazme reír del estado. El gobierno de Marco
Cancino se ha caracterizado por ser autoritario, intolerante, sin
capacidad ni voluntad para el diálogo y lo que es más preocupante: conduce
un programa de gobierno colmado de ocurrencias. La ciudadanía exige que
haya recolección de basura, alumbrado público, seguridad en la ciudad, bacheo a
las calles, funcionarios públicos dispuestos a trabajar.
La participación pública es un factor clave para hacer que
una comunidad avance; por eso es necesario hacer el llamado de comenzar a
organizarnos entre vecinos de la calle, barrio o colonia para pedir cuentas a
las autoridades. Se necesita un puñado de hombres y mujeres valientes
dispuestos a informar, organizar y luchar.
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