Sección: De Guerras y Guerrillas…y una canción desesperada Presenta a:
Vellejo. Poeta y latinoamericano
Ya vienen ladrando los perros, muerden bravos los casquillos calcinados
en la tierra, destrozan cuanto les echan encima. Ya sirvieron a sus amos afuera
y ahora tragan horrorosamente, se les quedó sola la hacienda, no dominan pero
se sienten hombres y caminan en dos patas, leen libros y conceden entrevistas,
alinean a los demás de sus razas. No son invencibles; solo juegan. Juegan que no hay un mañana.
No son hombres pero recuerdan a sus dueños.
¿Aún existe facultad?, más aún, ¿existirán alumnos?, ¿se formará a algún
abogado?, no a la manera de los sofistas que venden su retórica ciencia,
¡abogados a la manera de voz de la muda (además de ciega y prostituida)
justicia!
Si existen, a lo mejor aún duermen el letargo entre los códigos y la
jurisprudencia, a lo mejor aún cazan las mariposas de sus vocaciones, quizás
estén ya cerca, por ahí entre los andadores que rodean al palacio. No el
palacio que ya no <<es>>, el que casi nunca administró justicia,
sino “el palacio” ese de hermosos murales, donde a pesar de todas las purgas
del sistema, se erige la IVSTITIA de piedra blanca y el sol acaricia la morena
faz de Zapata y del padre De Las Casas.
¿De verdad la facultad de Derecho está en tiempo de trabajos políticos?,
¿acaso dejó de estarlo algún día?
Hay un proceso electoral pero dudo haya un trabajo político, no digo que
este su servidor en contra de la democracia, ¿Cómo no defenderá la herencia de Grecia?, más aún a esta
democracia nuestra; mexicana, pícara y colorida. Sería aberrante estar en
contra del derecho estudiantil.
Basta recordar la historia del estudiantado, ver los regueros de sangre
en Tlatelolco, los murales de las normales en el país que provocan un éxtasis
negro-rojizo, los “goyas” después del “huelum” en las calles del centro de
México. El nerviosismo de Chong frente a la marea iracunda de sueños
progresistas. Las huelgas y paros que molestan a todos sobre siempre a quienes
las hacen y las forman. ¡Vaya alucine!
No podría estar en contra de ninguna elección democrática, sería estar
en contra de los libros cívicos de primaria, de las juergas académicas de los
cafés, de lo sagrado como el miedo humano, de los propios errores. Me niego,
nos negamos in so facto, ¡anti
derecho, anti institucional quien piense lo contrario!, sería cuartar lo que se
ganó con mucho esfuerzo, lo que escribió con sangre.
Pero este proceso electoral, que es por lo cual estas líneas escapan del
revoltijo de la memoria colectiva, es risorio por incongruente.
La Universidad Autónoma de Chiapas es una de las más jóvenes en el país,
dejemos atrás de que si el rector Don Eugenio tiene arreglos con gobernación
del Estado, esos chismoteos de falsa autonomía, dejemos atrás esto y lo demás,
alberga entre sus facultades a una de trescientos años, a la cuna del saber
Chiapaneco sin recatar elogios, quien se encuentra sumida en la inestabilidad
política, rezagada en cuestión de educación, por los suelos en las encuestas
frente a las demás universidades del país, en un sistema clientelar (¿Cómo en
el estado?) de trafico de calificaciones, con un plan de estudios que por
suerte no fue estudiado por el mismo Agustín de Hipona, antiguo y añejo no más
que las columnas de la institución, una dirección agarrada de uñas y dientes, con ahínco y prudencia de la
misión de enseñar. Y con todo esto (y más, que no enumeramos por falta de
hojas), suena el mariachi y las batucadas
al paso de los compañeros candidatos, pasando por los tricentenarios
andadores, entre aula y aula, ¡incongruencia!, la facultad se desploma y toca
la algarabía entre las liras Bacales, entre fiesta y fiesta, de embrutecimiento
a ridículos actos de política aprendidos de la política estatal.
Señalan todos ellos, los “competentes”, mejor, los “contendientes” a un
cargo de representación del alumnado de la facultad de Derecho, como principal
bandera; LA ACADEMIA. Se llenan las propuestas en mejoras a la academia, algo
pasa, llevamos mucho tiempo escuchando lo
mismo, a lo mejor es referencias del estudio antropológico y jurista de
los bares y cantinas de San Cristóbal, ¡incongruencia!, decir luchar por la
academia cuando el anzuelo de los votos no se dan en los debates inexistentes,
o en las pláticas personales, en un ejemplo de verdadero trabajo de aptitudes
del buen jurista, esos votos se ganan entre los jubilosos tragos del enervante
alcohol entre los bares, alcohol en casa de los alumnos de las planillas,
alcohol en la campaña y en las elecciones, alcohol en vez de palabras y
verdaderas propuestas, embrutecimiento de quien se supone son los que deberían
plagar los juzgados, las instancias de gobierno, las cárceles, las tribunas por
defender ese “arte de lo justo” .
El abogado se le vio en su tiempo como un ciudadano consiente y
responsable, hagamos uso de nuestra razón común. No hay mucha lógica en decir
que los candidatos a los puestos de representatividad no son los aptos, no
cuando en sus actos demuestran el mismo pan y circo que sirve como alquimia
electoral en el estado, díganme ¿eso demuestra un verdadero trabajo académico?
Como amantes del derecho, dirijamos nuestra vista al recuadro de
candidatos no registrados, pero votemos.
No podría votar por ninguna planilla con las mismas prácticas de peones
en un juego ajedrezado, donde en la
estrategia se concentra mucha conveniencia externa.
Hasta aquí lo que escribimos. Como suave vaivén de otros aires, como
pasaje borroso del tiempo nuestro. No es por las tácticas solamente, es por la
dignidad de la Tricentenaria, esbozo de un fugaz ideal de que…
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